lunes, 12 de diciembre de 2011

Perseo.

Perseo hijo de Dánae y Zeus.
Dánae engendró a Perseo y, al enterarse Acrisio, no creyendo en el nacimiento  de Perseo, lo arrojó con Dánae al mar en un cofre. El mar fue calmado por Poseidón a petición de Zeus y ambos sobrevivieron. Alcanzaron la costa de la isla de Sérifos, fueron recogidos por Dictis, hermano del rey de la isla, Polidectes, quien crio a Perseo. Dictis fue para Perseo como un padre.

Polidectes se enamoró de Dánae. Pensando que Perseo podía ser un estorbo en sus planes intentó librarse de él mediante una estratagema. Ésta consistía en hacer creer a todo el mundo que pretendía conquistar a la princesa Hipodamía. Polidectes pidió a los habitantes de la isla que le entregasen un regalo cada uno como presente para poderselo ofrecer como regalo a la princesa. Perseo dijo que no pondría reparos a regalar cualquier cosa incluso la cabeza de Medusa, una de las tres Gorgonas que podía convertir en piedra a los hombres sólo con su mirada. Polidectes aceptó como regalos los caballos de otros habitantes de la isla pero no aceptó los de Perseo, al cual ordenó que le trajera la cabeza de la Gorgona que le había prometido.
Perseo partió, guiado por los dioses Atenea y Hermes, en busca de las hijas de Forcis, las Grayas, tres ancianas que sólo tenían un mismo ojo y un mismo diente y que compartían pasándoselos una a la otra. Perseo les arrebató el ojo y el diente, obligándolas a confesar donde estaba situada la residencia de las ninfas a cambio de devolvérselos.
Así, Perseo se encontró con las ninfas, de las que consiguió un zurrón mágico, el casco de Hades, que permitía volver invisible al que lo llevara puesto, y unas sandalias aladas. Además, recibió de Hermes una hoz de acero con la que poder cortar la cabeza de Medusa. Con la ayuda de estos objetos logró introducirse en la residencia de las gorgonas, que, como las Grayas, eran hijas de Forcis. Mientras estaban dormidas, se acercó a ellas, Atenea guio su mano y usó su escudo de bronce como espejo para lograr cortar la cabeza de Medusa sin tener que mirarla. De la sangre de Medusa nació el caballo alado Pegaso y también el gigante Crisaor. Después, Perseo salió del palacio de las gorgonas. Esteno y Euríale, hermanas inmortales de Medusa, lo buscaron, pero sin encontrarlo, ya que el casco lo volvía invisible.

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